LA EMPRESA FAMILIAR: UNA PARTIDA DE AJEDREZ
Por: Juan Carlos P. Chiri Consultor
Hace mucho tiempo que está rondando en mi cabeza, la idea de asimilar los desafíos que plantea la perdurabilidad de la empresa familiar, a una partida de ajedrez. Hay varios aspectos a analizar, que nos permiten establecer una serie de similitudes entre este juego de guerra milenario, pero que tiene una gran dosis de creación, originalidad, estrategia, astucia y dedicación, todas cualidades que debemos poseer o adquirir para llevar a buen término nuestra empresa familiar.
Vamos a empezar nuestro análisis, estableciendo la analogía existente en el desarrollo de una partida que tiene tres fases perfectamente definidas, al igual que los procesos por los que pasa la empresa familiar, desde su fundación hasta el retiro de su fundador, o sea la primera generación. Por lo tanto nuestro planteo quedaría así:
EMPRESA FAMILIAR
Fase 1: FUNDACIÓN
(Primeros 5/10 años)
Fase 2: CRECIMIENTO>MADUREZ
(+ ó – 10 años)
Fase 3: MADUREZ>RENOVACIÓN
(+ ó – 10 años)
PARTIDA DE AJEDREZ
Fase 1: APERTURA (5/15 movimientos)
Fase 2: MEDIO JUEGO (después de apertura 30/35 movimientos)
Fase 3: FINAL (después de medio juego hasta final de la partida)
Y realmente en la empresa familiar, los primeros años son de trabajo incesante, riesgo, ingeniosidad y de su afianzamiento depende el futuro de la empresa. La “apertura” en la partida de ajedrez, es fundamental para el posterior desarrollo del medio juego, ya que si quedamos bien posicionados, estratégicamente tenemos un buen porcentaje de posibilidades de afrontar exitosamente la partida que nos llevará al final deseado.
La segunda fase, generalmente, por la visión y la genialidad, la empresa se consolidó y se hizo importante, creció y llegó al inicio de la madurez, donde ya se debería estar analizando el problema de la sucesión. Esto equivale al “medio juego” de la partida de ajedrez, que es donde estratégicamente y aprovechando el despliegue de todas las piezas, se pueden lograr posiciones favorables para llegar a la última fase (“final”) que nos permitan ganar la partida.
Por último, una empresa sólo puede permanecer en estado de madurez durante un período limitado de tiempo, si no se renueva, comenzará a declinar. La madurez de la empresa es un reflejo del envejecimiento del fundador. Las empresas maduras no pueden vivir de los éxitos pasados. O se reorganizan y reciben un nuevo impulso o comenzarán a hundirse rápidamente. Se ha preparado una magnífica plataforma de lanzamiento para la siguiente generación, pero si el lanzamiento no se produce pronto, la empresa desaparecerá.
Ocurre lo mismo con la fase final de la partida de ajedrez: ha llegado el momento de definir la batalla.
Si no jugamos con firmeza y estratégicamente convencidos de atacar, a medida que se suceden las jugadas, nos vamos debilitando en cuanto a la capacidad operativa (toma de fichas), o, en cuánto a ventajas posicionales que nos pueden llevar a perder la partida o a brindar la posibilidad de “entablar” (empatar) la misma, lo cual crearía una gran incertidumbre sobre nuestra real capacidad para el manejo empresario enfocado hacia la permanencia de nuestra empresa familiar en el mercado.
Realmente, en el juego de ajedrez, el empate (“tablas”) le sirve al más débil, pero trasladado a la empresa, es un resultado que directamente “no existe”; es más, es igual a haber perdido, pues la partida se terminó y no se concretó en el resultado la permanencia, no permitiendo que la nueva generación, pueda comenzar a jugar la partida de ajedrez correspondiente a su generación.
Analizadas las semejanzas generales entre la empresa familiar y la partida de ajedrez, vamos a plantear cómo se jugaría esa partida y cuáles serían los roles de cada una de las piezas blancas y negras. Todas las piezas blancas serían la empresa en su conjunto.
El rey representa al fundador, ya que si éste desaparece antes de la sucesión, normalmente, la empresa tiene nulas chances de permanecer.
La dama representa a la familia del fundador, donde se nutrirá éste para conseguir sucesores, por lo tanto, es prácticamente imprescindible su presencia a lo largo de toda la partida.
Las torres, alfiles y caballos, representan los recursos humanos, estratégicos y profesionales que ponen en marcha las normas y procedimientos necesarios para el manejo eficiente de la empresa.
Y los peones, son las herramientas de que se valen las piezas enumeradas anteriormente para lograr sus objetivos, estando representadas en los peones: clientes, proveedores, instituciones financieras, fisco, mercado, competencia, innovación tecnológica, capacitación profesional.
Por el lado de las piezas negras, están representados todos los riesgos a que estamos expuestos cuando decidimos hacer uso de un anhelo de libertad personal, al crear una empresa familiar que nos permita generar recursos para alimentar un estilo de vida elegido por nosotros que significa depender de la capacidad de uno mismo para lograr el sueño.
Hay otro componente, que completa el escenario descripto. Si en la partida, estamos jugando un resultado tan determinante como es la permanencia o no de nuestra empresa familiar, esto equivale a un partida por “el título mundial”, por lo tanto se debe jugar contra reloj. Es decir, disponemos de un tiempo para desarrollar nuestro juego. Si el tiempo pasa y no concretamos, por más brillante que sea nuestra estrategia y posición, podemos perder porque se nos acabó el tiempo. Cuando cae la bandera del reloj, al jugador que se le cayó, perdió la partida. Es exactamente lo mismo que pasa con las empresas familiares, si entramos en la inercia y sabemos lo que tenemos que hacer, pero por diferentes motivos “no hacemos nada”, es muy probable que terminemos perdiendo la empresa, y, tal vez, la familia también.
En sucesivas entregas iremos completando el desarrollo de esta idea de aplicar a nuestras empresas familiares, las normas y procedimientos del llamado “juego ciencia”.
Ya para ir terminando, les dejo dos reflexiones del Gran Maestro de Ajedrez Xavier Tartacower (Francia 1887-1956):
“LOS ERRORES ESTAN EN EL TABLERO ESPERANDO QUE LOS COMETAS”
“QUIEN ASUME RIESGOS PUEDE PERDER. PERO QUIEN NO LOS ASUME, PIERDE SIEMPRE”
lunes, 9 de agosto de 2010
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